en las noches de eterno frío,
en mis destierros al infinito,
un viaje en los éteres de un viejo vino.
Disfrazado en sus oxidados taninos
me oculto del destino repentino
y es el momento, el que me arranca de mi sitio,
estoy en el borde de la copa mirando el precipicio.
Se acabó el vino...¡Abrir más botellas!...¡¡ malditos!!
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