Danzas en susurros
en el mundo diminuto.
El felino, estira sus bigotes
y a sus uñas saca brillo.
Mueve la cola sobre las cuerdas
tan suave, que no hace ruidos.
Alza la cabeza
y se asoma con sigilo.
Observa la mesa
con hambre de siglos.
Los movimientos sopesa
antes de decidirlos.
Todo se lo replantea
pero lo tiene decidido.
Sabe cuál es la tarea
y no ser gato, lo tiene prohibido.
Chame.
Me encanto... es sencillo y genial.
ResponderEliminarUn placer leerte Chame.
Un beso.
Hola, y a mí, me encanta encontrarte en mi camino. Gracias por pasar.
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