Me encuentro en los espejos
de mi transitado pasillo,
me reconozco señor del castillo,
herencia que viene de lejos.
También es mío este fuego,
soy parte de la troceada leña
y del hogar, lo formo con mis penas
y con mis chispas descubro su juego.
Ya me despierto en mi desierto,
sitio donde nacen los vientos
recorriendo viejas y perdidas veredas
Este sueño me mantenía preso,
atado a absurdos y pesados objetos
que recorren a toda prisa, mis venas.
Chame.
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